lunes, 27 de abril de 2009

Cerebro de campeón

El actual campeón del mundo de memoria rápida, el español Ramón Campayo, ha sometido su cerebro al estudio de un equipo de científicos y psico-biólogos del Área de Neurociencia Cognitiva del Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento. El objetivo es descubrir qué es innato y qué es aprendizaje en las habilidades de este hombre, autor de libros como Desarrolla una mente prodigiosa, y capaz, entre otras cosas, de memorizar en un segundo 19 dígitos decimales.

Se trata de un estudio comparativo entre Campayo y una veintena de personas, y consta de dos partes. En la primera, ya finalizada, se ha comprobado que el campeón del mundo de memoria rápida percibe los estímulos visuales unos 30 milisegundos antes que la mayoría de la gente, “lo que es mucho en términos del cerebro” según Manuel Martín-Loeches, profesor de la Universidad Complutense y coordinador de este proyecto. Además, usando técnicas derivadas de la electroencefalografía los científicos han comprobado que Campayo es capaz de responder unos 170 milisegundos más rápido que el resto de la gente ante un estímulo (la mayoría tarda un total de 250 milisegundos en contestar).

Para esclarecer qué es innato y qué no, los investigadores utilizarán la resonancia funcional, que permitirá estudiar más a fondo el cerebro de Campayo y de algunos alumnos suyos que han aprendido "sus técnicas".

  

Fauna salvaje en Google Earth

¿Se imagina poder seguir los pasos de un oso de anteojos de Sudamérica desde la pantalla de su ordenador? ¿Y ver a los grandes felinos como el puma o el jaguar en plena actividad? Un equipo de investigadores del Instituto Europeo Earthwatch le ha encontrado una nueva utilidad a Google Earth: estudiar y divulgar la flora y la fauna salvaje de Ecuador.

Mika Peck, investigador de la Universidad británica de Sussex y coordinador del proyecto, asegura que incorporando las últimas imágenes obtenidas por sus cámaras a esta aplicación de Google podrán unir a más personas del mundo a la causa de la conservación. “Es una forma de pesca o caza que no mata a ningún ser vivo”, afirma Peck, que ha anunciado en la revista New Scientist que su proyecto podría estar activo a partir del próximo mes de julio.

Nuevo método para obtener ADN antiguo

Si Michael Crichton, autor de Parque Jurásico, levantara la cabeza se llevaría una agradable sorpresa. Científicos de la Universidad de Copenhague han desarrollado un método que permite extraer ADN antiguo de cualquier animal, incluido un insecto, mientras el fósil se mantiene intacto. Con esta nueva técnica, los científicos se han propuesto extraer el material genético de los insectos conservados actualmente en Museos de Historia Natural de todo el mundo. Con la información que proporcionen sus muestras se podrá estudiar la genética de poblaciones de ecosistemas prehistóricos.

Además, el biólogo Philip Francis Thomsen y sus colegas han conseguido extraer ADN de escarabajos y mariposas de suelos con 3.000 años de antigüedad, en Nueva Zelanda, en los que no quedaban restos visibles del cuerpo de los insectos. Aplicando de forma masiva esta técnica a ciertos yacimientos se podría reconstruir la biodiversidad antigua sin necesidad de encontrar restos fósiles macroscópicos, según sugieren en la revista PLoS one.

Maratón astronómico

El mayor evento de divulgación astronómica jamás realizado acaba de ponerse en marcha. Desde las 11 de esta mañana y durante las próximas 24 horas, 130 países participarán en ‘La vuelta al mundo en 80 telescopios’, que consistirá en una retransmisión en directo de las imágenes del Universo captadas desde los telescopios más avanzados del planeta. Se trata del proyecto central de la iniciativa ‘100 horas de Astronomía’ concebido para celebrar el Año Internacional de la Astronomía. En España, tanto el Observatorio del Teide (OT) como el del Roque de los Muchachos (ORM) divulgarán la ciencia que se hace desde las Islas Canarias para todo el mundo.

Los participantes, desde cualquier punto del planeta, compartirán la experiencia y la observación de las maravillas del cielo a través de un webcast, una especie de programa de televisión diseñado para ser transmitido por Internet. Éste tendrá su sede en el Observatorio Europeo Austral, en Munich, Alemania. Cualquier persona interesada en seguir el acontecimiento lo podrá hacer a través de la página web www.100hoursofastronomy.org.

Además, hasta el 5 de abril habrá múltiples actividades dedicadas íntegramente a estimular el interés del público, sobre todo el más joven, por la Astronomía y la ciencia en general. “Creación propia de telescopios, sesiones de observación, exposiciones, espectáculos, además de los miles de eventos locales previstos por museos y centros científicos son sólo algunos ejemplos que llevarán al ciudadano al mirar al cielo con otros ojos”, apunta Alfred Rosenberg, coordinador de la actividad en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).

El campo magnético terrestre condiciona nuestros sueños

¿Busca un motivo para las pesadillas recurrentes, como salir de casa sin sus pantalones? Olvídese de las explicaciones freudianas. Según una nueva investigación, la culpa la tiene el campo magnético terrestre. Darren Lipnicki, un psicólogo que antes trabajaba en el Centro de Medicina Espacial en Berlín, Alemania, ha encontrado una correlación entre los sueños mas extravagantes y los registros extremos en la actividad geomagnética, según publica la revista New Scientist.

Entre 1990 y 1997, Lipnicki mantuvo un minucioso registro de los sueños de cada noche, acumulando un total de 2387 anotaciones durante sus años de adolescencia. "Siempre quise hacer ciencia con ellas", afirmó. Y lo ha hecho. En concreto, Lipnicki analizó la actividad geomagnética diaria en Perth, Australia, donde él vivía en ese época. Usando una escala llamada índice k, que cuantifica la actividad geomagnética local, identificó 66 días de baja actividad geomagnética y 70 días de alta actividad. Al comparar las cifras con sus registros, Lipnicki descubrió una clara correlación estadística entre sus sueños más extravagantes e irreales y la actividad geomagnética: los sueños más raros ocurrían en días con una baja actividad geomagnética.

Aunque Lipnicki reconoce que este estudio no es suficiente para afirmar que la actividad magnética terrestre decide si soñaremos con un tranquilo día en el parque o será algo más parecido a un viaje de LSD, confía en que pueda servir de arranque para una investigación más profunda.

Investigaciones anteriores ya habían relacionado la baja actividad geomagnética con un aumento en la producción de melatonina, la hormona que regula nuestro ritmo circadiano.

La variada dieta de los osos prehistóricos

Un equipo de paleontólogos ha reconstruido el modo de alimentación de dos especies extintas de osos que vivieron durante el Pleistoceno, hace entre 2,5 millones de años y 12.000 años: el oso de cara corta (Arctodus simus), de Norteamérica, y el oso de las cavernas (Ursus spelaeus), de Europa. Comparando su morfología craneodental con las de ocho especies de osos modernos, han descubierto que los plantígrados desaparecidos no eran tan diferentes de los actuales y que se comportaban como omnívoros, incluyendo tanto vegetales como carne y pescado en su dieta, según la disponibilidad de alimento. Es decir, los osos prehistóricos eran “grandes oportunistas” gracias a su plasticidad morfológica y ecológica, según Borja Figueirido, investigador de la Universidad de Málaga y coautor del estudio que publica la revista Journal of Zoology.

En la actualidad, existen casos de especialización alimentaria en los osos. Desde una perspectiva morfológica y ecológica, el oso polar (Ursus maritimus), exclusivamente carnívoro, y el oso panda (Ailuropoda melanoleuca), estrictamente herbívoro, lo tienen más difícil para cambiar su alimentación ante un cambio climático. “Aunque no llegan a estar tan especializados como un león, si desaparecen los pocos recursos de los que dependen el panda gigante y el oso polar, su situación se complica”, manifiesta Figueirido.

Lo mejor de la ciencia ficción

Parece que la ciencia ficción es uno de los puntos fuertes de los lectores de Muy Interesante. Es los que nos hace pensar la espectacular participación registrada en nuestra reciente encuesta para escoger la mejor novela de este género. Y no sólo eso; el entusiasmo de los lectores se ha trasladado a la red social Facebook y en el grupo Gente Muy Interesante se ha abierto un debate en el que decenas de personas están recomendando sus libros, películas y videojuegos de ciencia ficción favoritos. Todo empezó con una sencilla propuesta: bajo el lema "no están todas las que son", nosotros planteamos una selección de 12 libros, a escoger uno de ellos. Estos han sido los tres más votados:

1. Yo, robot. Isaac Asimov. 1950.

En el primer puesto, la colección de historias cortas de Asimov sobre los problemas de los robots en el mundo de los humanos, que es un clásico fascinante para el intelecto. En Yo, robot Asimov plantea situaciones problemáticas que se derivan de las tres leyes de la robótica: 1ª) Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por su inacción, permitir que un ser humano sufra daño; 2ª) Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la Primera Ley; 3ª) Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley. A partir de estos tres postulados, aparentemente sencillos y claros, surgen contradicciones, problemas, juegos intelectuales deliciosos que llevan directamente a una reflexión acerca de la convivencia de las personas en un mundo altamente tecnológico. A pesar de haber tomado su nombre, la versión cinematográfica de Yo, Robot (Alex Proyas , 2004) no tiene mucho que ver con el libro.



2. La máquina del tiempo. H. G. Wells. 1895.

El británico Herbert George Wells se basó en la teoría filosófica del Eternalismo para escribir esta novela compuesta por 16 capítulos y un epílogo. La obra que se ha alzado con el segundo puesto en nuestra encuesta narra las aventuras de un viajero que se desplaza al año 802.701 a través de la cuarta dimensión física, el tiempo, gracias a un vehículo que él mismo ha construido. Allí encuentra varias civilizaciones enfrentadas y descubre todo un mundo de fantasía que Wells describe desde un punto de vista catastrofista y moralizador sobre el futuro de la humanidad. Con La máquina del tiempo Wells abrió la puerta a la temática de los viajes temporales, que hoy es un clásico del género de ciencia ficción.



3. 20.000 leguas de viaje submarino. Julio Verne. 1870.

El bronce de nuestro ranking se lo ha llevado el escritor francés Julio Verne con una de sus obras más conocidas, cuyo título original es Vingt mille lieues sous les mers. En primera persona, el biólogo y profesor francés Pierre Aronnax narra cómo cae prisionero del capitán Nemo, un hombre brillante y triste de oscuro pasado que le lleva de viaje por los océanos a bordo del submarino Nautilus, junto con el criado de Aronnax y Ned Land, un arponero canadiense, ambos también secuestrados por Nemo. A lo largo de sus aventuras recorren los mares del mundo, descubren los fondos submarinos y su increíble riqueza biológica. Además Verne describe varios posibles inventos para la vida bajo las aguas, como escafandras, armas y máquinas para respirar. Esta novela, que forma parte de la serie Viajes extraordinarios de Verne, ha sido adaptada al cine en muchas ocasiones. La versión más conocida es la producida por Disney en 1954, con dos grandes señores del celuloide en los papeles principales: Kirk Douglas como el arponero y James Mason interpretando al misterioso Nemo.



Un enorme basurero flotante

En las aguas del Océano Pacífico, entre Norteamérica y las islas Hawai, hay algo más que peces, algas y plancton. Los científicos han localizado un auténtico basurero de bolsas, botellas y tapones de plástico del tamaño de la Península Ibérica.

Los expertos sospechan que esta acumulación de basura en el Pacífico, provocada por los ciclos de corrientes, empezó a formarse allá por 1950, en los albores de la era del plástico, y que en la actualidad hay en ella unos cien millones de toneladas de desechos. El gran problema es que los plásticos no son biodegradables. Sólo se fotodegradan lentamente por efecto de la luz solar. Eso hace que puedan permanecer en el agua durante 500 años, causando graves problemas medioambientales.

Por eso en todo el mundo se ha iniciado una importante cruzada contra las bolsas de plástico. España, considerado el primer productor de bolsas de plástico de un único uso y el tercer consumidor en Europa, planea prohibir su uso a partir de 2010. En su lugar se utilizarán bolsas de plástico biodegradables, bolsas de papel y bolsas de tela.

Los chimpancés intercambian carne por sexo

El sexo vende, también en la selva. Según un estudio llevado a cabo en Costa de Marfil por investigadores del instituto alemán Max Planck de antropología, las chimpancés hembra copulan con mayor frecuencia con los machos que comparten con ellas la carne que cazan.

Hasta ahora no existían pruebas de este intercambio de sexo por carne, afirma Cristina Gomes, una de las autoras del estudio, que se publica en la revista científica PLoS ONE. Gomes y su colega Christopher Boesch han pasado tres años estudiando a un grupo de chimpancés compuesto por 5 machos, 14 hembras y una veintena de pequeños y adolescentes en el parque nacional Taï, en Costa de Marfil. Allí pudieron comprobar que las hembras de chimpancé tenían sexo con mayor frecuencia con los machos que les daban carne, aunque sólo les hubieran entregado comida una vez, lo que indica que compartir la caza mejora las posibilidades del macho de aparearse.

La prueba acuática de Orión

CAPE CANAVERAL AIR FORCE STATION – En una nostálgica escena que recordó los días de los amarizajes de las cápsulas Apollo, un equipo de buzos-paracaidistas de rescate realizó varias veces la prueba de colocar un collar flotador a una maqueta a escala real del vehículo Orión, que será el nuevo método de transporte de las tripulaciones del futuro, bajo el programa Constellation.

Flotando en aguas protegidas del puerto, la prueba fue la primera de una serie de exámenes en el agua a los que será sometida la maqueta de acero, para comprobar si la cápsula es buena “marinera” y cómo se comporta bajo la acción del viento y las olas. La flotabilidad de Orión, que tiene unos cuatro metros de diámetro y capacidad para seis astronautas, ya había sido comprobada en una piscina. Pero el pasado viernes había que arrastrarla con un zodiac para ver su estabilidad, goteos, etc.

“El próximo paso será colocarla en mar abierto”, dijo Michael Generale, el director de las pruebas. “Orión está diseñada para flotar en posición vertical, a diferencia de Apollo, que permanecía en el agua de costado mientras los astronautas esperaban a ser transportados al buque”.







El anillo de flotación consta de una serie de flotadores anudados como ristra de salchichas que se inflan en cuestión de segundos con tres tanques de aire comprimido. Servirá además como plataforma para que los rescatistas se puedan parar sobre ella mientras ayudan a los astronautas a abrir la escotilla lateral para trasladarse a los botes inflables. “Hay que tener en cuenta que los astronautas regresarán tras al menos seis meses de permanencia en microgravedad” dijo el Dr. Philip Scarpa, director de operaciones médicas y cirujano de vuelos del centro espacial Kennedy. “Para ellos salir de sus sillas y tratar de alcanzar la escotilla principal, que está a cierta altura, será un esfuerzo considerable. Por eso saldrán por un lateral, con ayuda de los buzos.

Orión tendrá cuatro ventanas, mientras que las primeras cápsulas del programa espacial de EE UU solo tenían una. Hasta el año pasado, la NASA estaba considerando realizar los aterrizajes en tierra firme, como sucede con las misiones rusas y chinas. Pero las diferencias de costos entre ambas metodologías no fue tanta como para no escoger el amarizaje, que es mucho más benigno para la anatomía humana. Además, está previsto que Orión caiga bastante cerca de las cotas de California, lo que facilita la logística de la recuperación de la cápsula. “De todas maneras, los astronautas estarán sujetos al mareo, no sólo por el oleaje y la cápsula cerrada, sino porque el reingreso a la Tierra tiende a causar náuseas”, explicó Scarpa.

“La maqueta se comporta hasta ahora como esperábamos”, dijo Generale. “Es muy estable, y los instrumentos que lleva dentro están arrojando lecturas satisfactorias. Desde luego que la prueba de fuego aún está por llegar, en mares abiertos con mucho viento. Nuestra filosofía es gatear, luego caminar y después correr”, añadió.

Después de analizar varios modelos y arquitecturas de vuelo para regresar a la luna, la NASA decidió que el modelo Apollo (una cápsula cónica instalada en la punta de un cohete) era la mejor alternativa. Un vehículo en forma de avión alado como el transbordador espacial no cumple con las necesidades de un vuelo tan riguroso. Básicamente, la filosofía es que “si algo no está roto no hay por qué arreglarlo”. El modelo de la cápsula en la nariz del cohete también evita que el vehículo de los astronautas esté libre de sufrir los daños del shuttle a causa de los bloques de espuma que se desprenden del tanque externo y causan daños en el fuselaje del aparato.

Vestido con piel de salmón

El diseñador neoyorquino Isaac Mizrahi ha utilizado la piel de salmones de Alaska para crear un original vestido que se exhibirá a partir del próximo 14 de mayo en Design for a Living World, una exposición itinerante organizada por The Nature Conservancy con objetos creados por diseñadores a partir de materiales naturales y sostenibles. Según ha confesado Mizrahi a la revista Smithsonian Magazine, eligió este material porque le permitía hacer algo “increíblemente glamuroso imitando al cuero” y obtener un acabado “brillante y provocador”. En efecto, el “cuero de salmón” se clasifica dentro de los denominados cueros exóticos, y su textura se asemeja a la piel de serpiente.

Mizrahi, que también está trabajando con Microsoft en el diseño exclusivo de sus teléfonos Windows, cree que es posible que los trajes con piel de pescado se pongan de moda en un futuro próximo.

En busca del planeta perdido

Las sondas gemelas STEREO, de la NASA, están atravesando en estos momentos una misteriosa región del espacio en busca de restos de un antiguo planeta que pudo haber girado alrededor del Sol, no muy lejos de la Tierra. Su nombre es Theia y, aunque nadie lo ha visto nunca, “algunos investigadores creen que existió hace 4.500 millones de años y que chocó contra la Tierra causando de este modo la formación de la Luna”, según explica Mike Kaiser, científico del proyecto STEREO.

La llamada "Hipótesis de Theia" fue formulada Edward Belbruno y Richard Gott y postula que, durante la época de formación del sistema solar, tras la colisión entre un protoplaneta del tamaño de Marte y la Tierra se explusó al espacio una mezcla de material de ambos planetas que se mantuvo girando en los alrededores de la Tierra, y más tarde se fusionó creando la Luna. Este escenario explicaría muchos aspectos de la geología lunar, incluyendo el tamaño del núcleo de la Luna.

Sin embargo, la teoría plantea un interrogante: ¿de dónde procedía aquel enorme protoplaneta? Belbruno y Gott creen que vino de uno de los llamados puntos de Lagrange del sistema Sol-Tierra, regiones del espacio donde el tirón gravitacional de la Tierra y el Sol se combinan para formar un "pozo gravitatorio". Cuando el sistema solar aún era muy joven, los puntos de Lagrange se encontraban poblados principalmente por planetesimales, o unidades del tamaño de asteroides que formaron los planetas. Belbruno y Gott sugieren que en uno de los puntos de Lagrange, posiblemente L4 ó L5, los planetesimales se unieron para formar a Theia, cuyo nombre en la mitología griega representaba a un titán que dió a luz a la diosa de la Luna, Selena.

Si las sondas STEREO encuentran en L4 y L5 restos de la formación de Theia, del tamaño de asteroides, con la misma composición que la Tierra y la Luna, se confirmaría la versión de Belbruno y Gott sobre la teoría del Gran Impacto.

Tres familias Neandertales

En Europa y Asia occidental hubo al menos tres grupos diferentes de neandertales hace entre 30.000 y 100.000 años, según confirma un estudio realizado por antropólogas francesas que publica hoy la revista PLoS ONE.

Antes de dejar el campo libre al Homo sapiens hace 30.000 años, la familia Neandertal se dividió en tres o posiblemente cuatro subgrupos, con una ligera variabilidad genética y cierta diversificación morfológica en función de su ubicación geográfica. Basándose en la estructura genética del ADN mitocondrial -transmitido por línea materna- y en la morfología ósea de una docena de fósiles neandertales de distinta procedencia, tres antropólogas francesas del Laboratorio de Antropología de la Universidad de Marsella han llegado a la conclusión de que estos subgrupos se situaron en Europa Occidental, en el Sur del viejo continente y, el tercero, en el Levante, en la orilla oriental del Mediterráneo. La variación demográfica de la población de neandertales, concluyen las investigadoras, fue posiblemente un resultado indirecto de las condiciones climáticas en su territorio durante el Pleistoceno, que dió lugar a movimientos migratorios entre los subgrupos.

Los restos analizados en el nuevo estudio proceden del yacimiento de asturiano de El Sidrón (43.000 años de antigüedad), de un yacimiento de Vindija (Croacia, 38.000 años de antigüedad), y de varios situados en Uzbekistán, Siberia, el Cáucaso, Alemania, Bélgica, Francia e Italia.

El nivel del mar subió tres metros hace 120.000 años

Hace más de 120.000 años tuvo lugar una brusca subida del nivel del mar que sólo puede explicarse por el colapso de las capas de hielo del planeta, una situación que según geocientíficos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el instituto IFM-Geomar de Alemania podría repetirse de aquí al año 2100.

Los investigadores llegaron a esta conclusión tras estudiar arrecifes de coral fosilizados que datan de la última era interglaciar en el parque de Xcaret, en la península mexicana de Yucatán. Las excavaciones en este parque dejaron al descubierto dos crestas de arrecife formadas en una rápida sucesión y separadas verticalmente una de otra por unos tres metros. El arrecife superior se encuentra tres metros por encima del nivel actual del mar, lo que indica que en esa época el mar estaba seis metros por encima de su nivel actual. La teoría de los científicos es que una brusca subida del nivel del mar arrastró sedimentos que ahogaron a los corales del primer arrecife, lo que llevó a la formación del segundo más cerca de la costa y tres metros más arriba.

El estudio, que se publica en la revista Nature, sugiere que esta “subida catastrófica” del nivel del mar de tres metros se produjo en sólo 50 años. Y aseguran que existe una clara posibilidad de que la historia se repita por el colapso del hielo en los polos. Paul Blanchon, responsable del estudio, recomienda “vigilar de cerca las capas de hielo de la Antártida y Groenlandia y hacer todo lo posible para reducir la contaminación por gases de efecto invernadero” antes de que el hielo inicie “una caída irreversible en el océano”.

El primer tránsito del mar a la tierra

Estudiando los huesos de las extremidades de los primeros animales terrestres, investigadores británicos y suecos han descubierto algunas diferencias que podrían modificar lo que sabemos de las primeras criaturas terrestres de cuatro patas que salieron arrastrándose del mar para vivir en tierra firme. Según revelan en la revista Science Vivianne Callie, del Museo de Zoología de Cambridge, y sus colegas, la posición de los huesos superiores del brazo del Ichthyostega cambió lentamente mientras envejecía. Este hallazgo sugiere que Ichthyostega pasó más tiempo en el agua cuando era joven y después se mudó a tierra, lo que lo convierte en el tetrápodo más acuático del que se tiene conocimiento.

Hasta ahora los investigadores creían que Acanthostega era el animal terrestre más pisciforme en el registro fósil, pero el descubrimiento de la migración de las extremidades anteriores de Ichthyostega indica que éste debería ocupar una posición más profunda en el árbol evolutivo. De hecho, Callie concluye que estamos ante la evidencia fósil más primitiva de una transición entre entornos acuáticos y terrestres.