Aunque sus ojos relucen en las tinieblas, los gatos no pueden ver en la oscuridad. El brillo se debe a que reflejan la escasísima luz ambiental por medio de una membrana llamada tapetum lucídum. También tienen un campo de visión mucho más amplio que las personas, y son muy sensibles a la luz ultravioleta, lo que les permite distinguir cosas que un hombre jamás vería. Durante el día, los gatos ven mucho peor que nosotros.
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