Hay en Edimburgo un monumento dedicado a un perro llamado Bobby, tan fiel a su amo -un pastor llamado el viejo Jock- que a su muerte permaneció junto a su tumba durante catorce años. Quienes visitaban el cementerio jamás vieron al animal alejarse de la sepultura.
1 comentario:
Es maravilloso saber que puede existir un amor tan gran puro y verdadero que dios ilumine a los hombres de corazon y animales en desdicha
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