martes, 16 de diciembre de 2008

El dinosaurio que comía termitas

Tenía el tamaño de una gallina y el aspecto de un oso hormiguero. Sin embargo Albertonykus borealis era un auténtico dinosaurio de la familia Alvarezsauridae, con mandíbulas en forma de pinzas y unos brazos cortos y gruesos dotados de grandes garras.

El paleontólogo canadiense Nick Longrich acaba de identificar a esta bestia como el dinosaurio más pequeño de América del Norte. Y le atribuye una antigüedad a sus restos de 70 millones de años, según publica la revista Cretaceous Research. Su dieta consistía fundamentalmente en insectos, como termitas y escarabajos, que según Longrich conseguía rompiendo los troncos de los árboles.

Hasta la fecha sólo se habían encontrado restos de dinosaurios de la misma familia en América del Sur y Mongolia. Por eso su descubridor asegura que podríamos estar ante la primera prueba de que los dinosaurios migraron hacia Asia desde la parte inferior del hemisferio occidental.

Las abejas también hacen la “ola”

Las abejas gigantes asiáticas (Apis dorsala) hacen sus nidos al aire libre y necesitan mantener alejados a sus potenciales depredadores, por ejemplo los avispones. Por eso han desarrollado unos movimientos sincronizados que, vistos desde fuera, dibujan una gran ola en espiral.

Científicos australianos y británicos las han grabado en una serie de vídeos para intentar analizar cómo consiguen que este fenómeno empiece en un punto cualquiera del nido y se extienda en apenas una fracción de segundo al resto de la colonia. La única zona donde el movimiento no se propaga es la llamada “boca del nido”, situada a la izquierda en la película, que es de donde salen y a donde llegan las abejas recolectoras. Las conclusiones se publican hoy en la revista PloS ONE.

Los árboles como alternativa al ladrillo

Vivir en una casa encima de un árbol puede dejar de ser solamente un juego de niños gracias al trabajo de un equipo de científicos de la Universidad de Tel Aviv, en Israel.

“Se trata sencillamente de aplicar un fenómeno botánico bien conocido: la formación de raíces aéreas”, asegura el profesor Amram Eshel, uno de los forjadores del nuevo concepto de eco-arquitectura. En lugar de usar ramas para crear estructuras, la nueva técnica aprovecha la maleabilidad de las raíces de los árboles y les da forma para transformarlas en diferentes muebles y objetos urbanos diseñados “a medida”.

Las pioneras investigaciones realizadas por Eshel y su equipo en el Laboratorio de Investigación de Raíces Sarah Racine, de la Universidad de Tel Aviv, están siendo explotadas comercialmente por la compañía Plantware. Entre los proyectos pilotos que llevan a cabo en estos momentos Estados Unidos, Australia e Israel destacan parques infantiles totalmente naturales hechos exclusivamente con árboles, paradas de autobús, asientos y sugerentes farolas verdes.

Para hacer crecer nuestra propia casa en un árbol habrá que esperar un poco más. El ingeniero de Plantware Gordon Glazer está trabajando en un prototipo. Y asegura que, si bien construir un hogar de este modo será bastante lento, la espera merecerá la pena, ya que el resultado es “duradero y totalmente ecológico”.

Hay magia en tu cerebro

Gustav Kuhn, del departamento de Psicología de la Universidad de Durham, y Alym Amlani, recién graduado en el Programa de Sistemas Cognitivos de la Universidad de British Columbia, no sólo son científicos. En sus ratos libres practican magia. Y ahora han decidido analizar los principales trucos que usan los ilusionistas para explicar cómo percibe nuestro cerebro el mundo que nos rodea. Sus conclusiones se publican en la edición digital de la revista Trends in Cognitive Sciences.

"Imagina a alguien que hace desaparecer un objeto o predice con éxito lo siguiente que vas a hacer. Estos trucos parece que desafían las leyes de la física y la lógica, pero en realidad están creados mediante la combinación de habilidad y un profundo conocimiento de la psicología humana", señala Kuhn.

Un ejemplo claro es la ilusión de la bola que desaparece. En este truco, el mago lanza una bola roja en el aire dos veces y en el tercer lanzamiento mantiene la bola en la palma de la mano. Sin embargo, la mayoría de los espectadores asegura haber visto cómo lanzó la bola tres veces al aire y, en el último lanzamiento, se esfumó. Según Kuhn, esto sucede porque nuestro cerebro visual se anticipa, y nuestras mentes tienden a rellenar los vacíos. “Las expectativas alteran la percepción”, afirma Kuhn. De hecho, midiendo los movimientos reales de los ojos de los observadores, los científicos han comprobado que la mayoría de las personas mira la cara del mago, y los movimientos de su cabeza y su mirada, que son los que nos hacen creer que hay una tercera pelota en el aire.

Otro factor clave es la atención. Durante un espectáculo de magia, los ilusionistas suelen hacer “desaparecer” objetos que, en realidad, sólo son colocados en otra parte o lanzados al suelo sin que los espectadores se percaten. Los magos lo consiguen canalizando toda la concentración de los espectadores hacia un área determinada, mientras en el entorno cercano circundante donde se produce una "ceguera por inatención". Este fenómeno demuestra que aunque nuestro sistema visual percibe todo lo que sucede, la única información que llega a nuestro cerebro consciente es la que “selecciona” nuestra atención.

Los valientes ligan más

Las aves cantoras con una personalidad arriesgada y que se exponen más a los depredadores tienen también más éxito en los cortejos sexuales, según un estudio realizado por investigadores belgas y húngaros y publicado en la revista PLoS ONE.

Pero, ¿cómo se conoce el temperamento de un ave durante un simple flirteo? Muy sencillo: escuchándola cantar. Desde hace tiempo se sabe que el canto de las aves juega un papel importante y bien conocido en la selección sexual, además de definir la personalidad de los distintos individuos. Un canto llamativo es propio de aves osadas, ya que no sólo atraen el interés de las hembras sino que también llaman la atención de los depredadores. El repertorio vocal de un ave también dice mucho de su idiosincrasia: los individuos más aventureros exploran un mayor rango de hábitats, donde escuchan sonidos variados que incorporan después a sus cantos.

Para comprobar cómo influye todo esto a la hora de encontrar pareja, los investigadores registraron el canto de 24 machos de una población de papamoscas collarinos europeos, monógamos, y realizaron pruebas de comportamiento. Los resultados revelaron que los papamoscas que cantaban en postes bajos cercanos a la vegetación eran identificados como exploradores y arriesgados en las pruebas de personalidad. Y que estos individuos ligaban más que los “tímidos” que se situaban en los postes altos, ya que las hembras se mostraban atraídas por su “osadía”. Al fin y al cabo, desde el punto de vista evolutivo, la valentía y el espíritu aventurero son rasgos de personalidad que suelen aumentar el éxito reproductivo, explican los investigadores.

La genialidad de la locura

¿Qué tenían en común Albert Einstein, Isaac Newton, Mozart, Beethoven, Inmanuel Kant y Hans Christian Andersen? Según Michael Fitzgerald, psiquiatra irlandés del Trinity Collage de Dublín, todos estos grandes genios de la historia sufrieron alguna forma de autismo a lo largo de su vida.

Para llegar a esta conclusión el investigador ha comparado las características de 1.600 pacientes diagnosticados de autismo por él mismo con las biografías de muchos personajes famosos. Y ha encontrado indicios curiosos, como que Isaac Newton podía permanecer tres días ininterrumpidos trabajando sin acordarse de comer, o que Einstein trabajaba en una oficina de patentes porque era “demasiado revoltoso para obtener un empleo universitario”.

Los genes del autismo o del síndrome de Asperger, explicó Fitzgerald en una reciente conferencia en la Academia de Psiquiatría del Reino Unido, producen personas creativas, con alta capacidad de concentración, “que no encajan en el sistema educativo y que frecuentemente tienen relaciones sociales pobres y escaso contacto visual”. Además suelen ser un poco paranoicas y con un fuerte sentido de la ética y la moral. “Y pueden permanecer entre 20 y 30 años concentradas en un mismo tema sin importarles lo que otras personas piensan”, añade el psiquiatra.

Según Fitzgerald la psiquiatría tiende a centrarse exclusivamente en el lado negativo de diferentes formas de enfermedad mental, pero su trabajo demuestra que “los desórdenes psiquiátricos también pueden tener una dimensión positiva”.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Científicos identifican cuatro genes nuevos del Alzheimer



Estos ADN pueden influenciar la edad de aparición de la enfermedad y la muerte de células nerviosas.

Cuatro genes recién identificados podrían estar asociados a la forma más común del Alzheimer de aparición tardía.

El equipo del Instituto MassGeneral de Enfermedades Neurológicas del Hospital General de Massachusetts (MGH-MIND) en Boston realizó un examen genético a cientos de familias con antecedentes de la terrible enfermedad neurológica.




Primero evaluaron medio millón de marcadores de ADN en muestras recopiladas de más de 400 familias en las que al menos tres miembros tenían la enfermedad del Alzheimer.

Los análisis revelaron que cinco marcadores mostraron asociaciones genéticas con la enfermedad de Alzheimer. Uno de esos genes fue el APOE, el único gen comprobado que aumenta el riesgo del Alzheimer de aparición tardía.

Para confirmar los cuatro nuevos marcadores, los investigadores analizaron las muestras de 900 familias adicionales con un historial de Alzheimer. El marcador más fuerte estaba ubicado en el cromosoma 14.

"La asociación genética del Alzheimer con este nuevo gen del cromosoma 14, que al igual que el APOE parece influenciar la edad a la que aparece esta enfermedad, es lo suficientemente fuerte para garantizar investigaciones de seguimiento intensivas con el fin de analizar su papel en el proceso de la muerte de células nerviosa", afirmó el líder del estudio Rudolph Tanzi, director de investigación genética y del envejecimiento, en un comunicado de prensa del MGH.

Otro de los marcadores recién identificados es un gen conocido por causar un trastorno del movimiento llamado ataxia espinocerebelar, que conlleva la muerte de células nerviosas en otras partes del sistema nervioso central. Los otros marcadores son un gen involucrado en el sistema inmunitario innato (parte de la defensa del cuerpo contra bacterias y virus) y un gen que produce una proteína sináptica.

Los hallazgos, que aparecen en línea y en la edición impresa del 7 de noviembre de la revista American Journal of Human Genetics, son los primeros resultados del Proyecto Genoma Humano del Alzheimer, apoyado por el Cure Alzheimer's Fund y los Institutos Nacionales de la Salud (NIH).

"Prácticamente toda la investigación actual sobre terapias se basa en los genes del Alzheimer que ya conocemos, así que cada nuevo gen que encontramos no sólo acentúa nuestra capacidad para predecir y diagnosticar la enfermedad, sino que también ofrece nuevas pistas valiosas sobre los eventos bioquímicos y vías involucradas en el proceso de la enfermedad", señaló Tanzi.

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