Las aves cantoras con una personalidad arriesgada y que se exponen más a los depredadores tienen también más éxito en los cortejos sexuales, según un estudio realizado por investigadores belgas y húngaros y publicado en la revista PLoS ONE.
Pero, ¿cómo se conoce el temperamento de un ave durante un simple flirteo? Muy sencillo: escuchándola cantar. Desde hace tiempo se sabe que el canto de las aves juega un papel importante y bien conocido en la selección sexual, además de definir la personalidad de los distintos individuos. Un canto llamativo es propio de aves osadas, ya que no sólo atraen el interés de las hembras sino que también llaman la atención de los depredadores. El repertorio vocal de un ave también dice mucho de su idiosincrasia: los individuos más aventureros exploran un mayor rango de hábitats, donde escuchan sonidos variados que incorporan después a sus cantos.
Para comprobar cómo influye todo esto a la hora de encontrar pareja, los investigadores registraron el canto de 24 machos de una población de papamoscas collarinos europeos, monógamos, y realizaron pruebas de comportamiento. Los resultados revelaron que los papamoscas que cantaban en postes bajos cercanos a la vegetación eran identificados como exploradores y arriesgados en las pruebas de personalidad. Y que estos individuos ligaban más que los “tímidos” que se situaban en los postes altos, ya que las hembras se mostraban atraídas por su “osadía”. Al fin y al cabo, desde el punto de vista evolutivo, la valentía y el espíritu aventurero son rasgos de personalidad que suelen aumentar el éxito reproductivo, explican los investigadores.
Pero, ¿cómo se conoce el temperamento de un ave durante un simple flirteo? Muy sencillo: escuchándola cantar. Desde hace tiempo se sabe que el canto de las aves juega un papel importante y bien conocido en la selección sexual, además de definir la personalidad de los distintos individuos. Un canto llamativo es propio de aves osadas, ya que no sólo atraen el interés de las hembras sino que también llaman la atención de los depredadores. El repertorio vocal de un ave también dice mucho de su idiosincrasia: los individuos más aventureros exploran un mayor rango de hábitats, donde escuchan sonidos variados que incorporan después a sus cantos.
Para comprobar cómo influye todo esto a la hora de encontrar pareja, los investigadores registraron el canto de 24 machos de una población de papamoscas collarinos europeos, monógamos, y realizaron pruebas de comportamiento. Los resultados revelaron que los papamoscas que cantaban en postes bajos cercanos a la vegetación eran identificados como exploradores y arriesgados en las pruebas de personalidad. Y que estos individuos ligaban más que los “tímidos” que se situaban en los postes altos, ya que las hembras se mostraban atraídas por su “osadía”. Al fin y al cabo, desde el punto de vista evolutivo, la valentía y el espíritu aventurero son rasgos de personalidad que suelen aumentar el éxito reproductivo, explican los investigadores.
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