martes, 16 de diciembre de 2008

Todavía no está todo inventado…

Desde el año 2003 cientos de estudiantes de diseño industrial de todo el mundo participan en el concurso Electrolux Design Laboratory. Este año la ciudad elegida para la sexta edición ha sido Zurich, en Suiza.

Electrolux es uno de los líderes mundiales en la fabricación de electrodomésticos y aparatos de uso profesional y se nutre gracias a este concurso de ideas frescas y atrevidas. La temática varía según la edición y la de este año ha sido la “Cibergeneración”, es decir, ésta en las que vivimos desde que el ordenador se ha convertido en nuestra principal compañía. Los candidatos seleccionados pertenecen a dicha generación y reflejan claramente las principales inquietudes que la caracterizan: la movilidad, la comodidad, la falta de tiempo, la personalización de los productos, la independencia, la tecnología y la preocupación por el medio ambiente.

Durante una espectacular gala a la que acudieron medios de todo el mundo, los tres ganadores recibieron su premio. El primero, consistente en 5000 euros y una beca de seis meses en uno de los centros de diseño del Grupo Electrolux, recayó sobre el austriaco Stefan Buchberger, inventor del frigorífico “Flatshare”. Esta práctica nevera, dividida en bloques independientes a modo de cajones que se encajan como si de un puzzle gigante se tratara, es la solución a las infinitas discusiones en los pisos compartidos. Los módulos permiten a cada usuario tener su propio espacio y personalizarlo con diferentes colores; además, “si te mudas de piso, puedes llevar tu módulo como si fuera una maleta y engancharlo al soporte base en tu nuevo piso”, explica su creador.

Buchberger tuvo que subir al escenario en tres ocasiones a lo largo de la velada, porque antes de ganar el premio principal arrasó también entre los votantes de Internet y la prensa. Por eso, cuando finalmente recibió el cheque y el galardón, se quedó sin palabras y entre risitas nerviosas y ojos incrédulos dio las gracias en alemán, su lengua natal, explicando que estaba tan emocionado que se le había olvidado el inglés.

El segundo mejor proyecto resultó ser “Ibasket”, una canasta para la ropa que cuando está llena la lava automáticamente y avisa al usuario por mail o mensaje cuando ha terminado. Su creador, el chino Guopeng Lliang, recibió 3000 euros.

Por último, se entregó un tercer premio de 2000 euros a “Coox”, una mesa de cocina con vitrocerámica y base de ruedas que permite al usuario cocinar y comer en cualquier rincón de la casa. Sin duda, la flexibilidad es la principal ventaja de este producto, y así los valoraron los jueces. “Es sencillo y útil”, explica su inventor, el francés Antoine Lebrun.

El resto de inventos son también cuando menos creativos. En días como hoy, en que parece estar todo inventado, nos han sorprendido con ideas tan originales como sillas que desinfectan la ropa y eliminan los malos olores, bolsas que enfrían alimentos gracias a la energía cinética que produce el balanceo de nuestra mano al caminar, y tostadores que escanean fotos y noticias en el pan para hacer el desayuno algo más divertido.

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