Las abejas gigantes asiáticas (Apis dorsala) hacen sus nidos al aire libre y necesitan mantener alejados a sus potenciales depredadores, por ejemplo los avispones. Por eso han desarrollado unos movimientos sincronizados que, vistos desde fuera, dibujan una gran ola en espiral.
Científicos australianos y británicos las han grabado en una serie de vídeos para intentar analizar cómo consiguen que este fenómeno empiece en un punto cualquiera del nido y se extienda en apenas una fracción de segundo al resto de la colonia. La única zona donde el movimiento no se propaga es la llamada “boca del nido”, situada a la izquierda en la película, que es de donde salen y a donde llegan las abejas recolectoras. Las conclusiones se publican hoy en la revista PloS ONE.
Científicos australianos y británicos las han grabado en una serie de vídeos para intentar analizar cómo consiguen que este fenómeno empiece en un punto cualquiera del nido y se extienda en apenas una fracción de segundo al resto de la colonia. La única zona donde el movimiento no se propaga es la llamada “boca del nido”, situada a la izquierda en la película, que es de donde salen y a donde llegan las abejas recolectoras. Las conclusiones se publican hoy en la revista PloS ONE.
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