CAPE CANAVERAL AIR FORCE STATION – En una nostálgica escena que recordó los días de los amarizajes de las cápsulas Apollo, un equipo de buzos-paracaidistas de rescate realizó varias veces la prueba de colocar un collar flotador a una maqueta a escala real del vehículo Orión, que será el nuevo método de transporte de las tripulaciones del futuro, bajo el programa Constellation.
Flotando en aguas protegidas del puerto, la prueba fue la primera de una serie de exámenes en el agua a los que será sometida la maqueta de acero, para comprobar si la cápsula es buena “marinera” y cómo se comporta bajo la acción del viento y las olas. La flotabilidad de Orión, que tiene unos cuatro metros de diámetro y capacidad para seis astronautas, ya había sido comprobada en una piscina. Pero el pasado viernes había que arrastrarla con un zodiac para ver su estabilidad, goteos, etc.
“El próximo paso será colocarla en mar abierto”, dijo Michael Generale, el director de las pruebas. “Orión está diseñada para flotar en posición vertical, a diferencia de Apollo, que permanecía en el agua de costado mientras los astronautas esperaban a ser transportados al buque”.
El anillo de flotación consta de una serie de flotadores anudados como ristra de salchichas que se inflan en cuestión de segundos con tres tanques de aire comprimido. Servirá además como plataforma para que los rescatistas se puedan parar sobre ella mientras ayudan a los astronautas a abrir la escotilla lateral para trasladarse a los botes inflables. “Hay que tener en cuenta que los astronautas regresarán tras al menos seis meses de permanencia en microgravedad” dijo el Dr. Philip Scarpa, director de operaciones médicas y cirujano de vuelos del centro espacial Kennedy. “Para ellos salir de sus sillas y tratar de alcanzar la escotilla principal, que está a cierta altura, será un esfuerzo considerable. Por eso saldrán por un lateral, con ayuda de los buzos.
Orión tendrá cuatro ventanas, mientras que las primeras cápsulas del programa espacial de EE UU solo tenían una. Hasta el año pasado, la NASA estaba considerando realizar los aterrizajes en tierra firme, como sucede con las misiones rusas y chinas. Pero las diferencias de costos entre ambas metodologías no fue tanta como para no escoger el amarizaje, que es mucho más benigno para la anatomía humana. Además, está previsto que Orión caiga bastante cerca de las cotas de California, lo que facilita la logística de la recuperación de la cápsula. “De todas maneras, los astronautas estarán sujetos al mareo, no sólo por el oleaje y la cápsula cerrada, sino porque el reingreso a la Tierra tiende a causar náuseas”, explicó Scarpa.
“La maqueta se comporta hasta ahora como esperábamos”, dijo Generale. “Es muy estable, y los instrumentos que lleva dentro están arrojando lecturas satisfactorias. Desde luego que la prueba de fuego aún está por llegar, en mares abiertos con mucho viento. Nuestra filosofía es gatear, luego caminar y después correr”, añadió.
Después de analizar varios modelos y arquitecturas de vuelo para regresar a la luna, la NASA decidió que el modelo Apollo (una cápsula cónica instalada en la punta de un cohete) era la mejor alternativa. Un vehículo en forma de avión alado como el transbordador espacial no cumple con las necesidades de un vuelo tan riguroso. Básicamente, la filosofía es que “si algo no está roto no hay por qué arreglarlo”. El modelo de la cápsula en la nariz del cohete también evita que el vehículo de los astronautas esté libre de sufrir los daños del shuttle a causa de los bloques de espuma que se desprenden del tanque externo y causan daños en el fuselaje del aparato.
Flotando en aguas protegidas del puerto, la prueba fue la primera de una serie de exámenes en el agua a los que será sometida la maqueta de acero, para comprobar si la cápsula es buena “marinera” y cómo se comporta bajo la acción del viento y las olas. La flotabilidad de Orión, que tiene unos cuatro metros de diámetro y capacidad para seis astronautas, ya había sido comprobada en una piscina. Pero el pasado viernes había que arrastrarla con un zodiac para ver su estabilidad, goteos, etc.
“El próximo paso será colocarla en mar abierto”, dijo Michael Generale, el director de las pruebas. “Orión está diseñada para flotar en posición vertical, a diferencia de Apollo, que permanecía en el agua de costado mientras los astronautas esperaban a ser transportados al buque”.
El anillo de flotación consta de una serie de flotadores anudados como ristra de salchichas que se inflan en cuestión de segundos con tres tanques de aire comprimido. Servirá además como plataforma para que los rescatistas se puedan parar sobre ella mientras ayudan a los astronautas a abrir la escotilla lateral para trasladarse a los botes inflables. “Hay que tener en cuenta que los astronautas regresarán tras al menos seis meses de permanencia en microgravedad” dijo el Dr. Philip Scarpa, director de operaciones médicas y cirujano de vuelos del centro espacial Kennedy. “Para ellos salir de sus sillas y tratar de alcanzar la escotilla principal, que está a cierta altura, será un esfuerzo considerable. Por eso saldrán por un lateral, con ayuda de los buzos.
Orión tendrá cuatro ventanas, mientras que las primeras cápsulas del programa espacial de EE UU solo tenían una. Hasta el año pasado, la NASA estaba considerando realizar los aterrizajes en tierra firme, como sucede con las misiones rusas y chinas. Pero las diferencias de costos entre ambas metodologías no fue tanta como para no escoger el amarizaje, que es mucho más benigno para la anatomía humana. Además, está previsto que Orión caiga bastante cerca de las cotas de California, lo que facilita la logística de la recuperación de la cápsula. “De todas maneras, los astronautas estarán sujetos al mareo, no sólo por el oleaje y la cápsula cerrada, sino porque el reingreso a la Tierra tiende a causar náuseas”, explicó Scarpa.
“La maqueta se comporta hasta ahora como esperábamos”, dijo Generale. “Es muy estable, y los instrumentos que lleva dentro están arrojando lecturas satisfactorias. Desde luego que la prueba de fuego aún está por llegar, en mares abiertos con mucho viento. Nuestra filosofía es gatear, luego caminar y después correr”, añadió.
Después de analizar varios modelos y arquitecturas de vuelo para regresar a la luna, la NASA decidió que el modelo Apollo (una cápsula cónica instalada en la punta de un cohete) era la mejor alternativa. Un vehículo en forma de avión alado como el transbordador espacial no cumple con las necesidades de un vuelo tan riguroso. Básicamente, la filosofía es que “si algo no está roto no hay por qué arreglarlo”. El modelo de la cápsula en la nariz del cohete también evita que el vehículo de los astronautas esté libre de sufrir los daños del shuttle a causa de los bloques de espuma que se desprenden del tanque externo y causan daños en el fuselaje del aparato.
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