¿Busca un motivo para las pesadillas recurrentes, como salir de casa sin sus pantalones? Olvídese de las explicaciones freudianas. Según una nueva investigación, la culpa la tiene el campo magnético terrestre. Darren Lipnicki, un psicólogo que antes trabajaba en el Centro de Medicina Espacial en Berlín, Alemania, ha encontrado una correlación entre los sueños mas extravagantes y los registros extremos en la actividad geomagnética, según publica la revista New Scientist.
Entre 1990 y 1997, Lipnicki mantuvo un minucioso registro de los sueños de cada noche, acumulando un total de 2387 anotaciones durante sus años de adolescencia. "Siempre quise hacer ciencia con ellas", afirmó. Y lo ha hecho. En concreto, Lipnicki analizó la actividad geomagnética diaria en Perth, Australia, donde él vivía en ese época. Usando una escala llamada índice k, que cuantifica la actividad geomagnética local, identificó 66 días de baja actividad geomagnética y 70 días de alta actividad. Al comparar las cifras con sus registros, Lipnicki descubrió una clara correlación estadística entre sus sueños más extravagantes e irreales y la actividad geomagnética: los sueños más raros ocurrían en días con una baja actividad geomagnética.
Aunque Lipnicki reconoce que este estudio no es suficiente para afirmar que la actividad magnética terrestre decide si soñaremos con un tranquilo día en el parque o será algo más parecido a un viaje de LSD, confía en que pueda servir de arranque para una investigación más profunda.
Investigaciones anteriores ya habían relacionado la baja actividad geomagnética con un aumento en la producción de melatonina, la hormona que regula nuestro ritmo circadiano.
Entre 1990 y 1997, Lipnicki mantuvo un minucioso registro de los sueños de cada noche, acumulando un total de 2387 anotaciones durante sus años de adolescencia. "Siempre quise hacer ciencia con ellas", afirmó. Y lo ha hecho. En concreto, Lipnicki analizó la actividad geomagnética diaria en Perth, Australia, donde él vivía en ese época. Usando una escala llamada índice k, que cuantifica la actividad geomagnética local, identificó 66 días de baja actividad geomagnética y 70 días de alta actividad. Al comparar las cifras con sus registros, Lipnicki descubrió una clara correlación estadística entre sus sueños más extravagantes e irreales y la actividad geomagnética: los sueños más raros ocurrían en días con una baja actividad geomagnética.
Aunque Lipnicki reconoce que este estudio no es suficiente para afirmar que la actividad magnética terrestre decide si soñaremos con un tranquilo día en el parque o será algo más parecido a un viaje de LSD, confía en que pueda servir de arranque para una investigación más profunda.
Investigaciones anteriores ya habían relacionado la baja actividad geomagnética con un aumento en la producción de melatonina, la hormona que regula nuestro ritmo circadiano.
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